Los canales de la TDT son los que más audiencia reciben en la actualidad. Algo más del 74% del tiempo que pasamos viendo contenido en la tele está relacionado con los canales de la TDT. El resto aglutinan otras alternativas como las plataformas de streaming. Sin embargo, la audiencia en la TDT no para de caer, y hay muchas razones para dejar de ver esos canales.
Mala calidad de imagen
La TDT, aunque tiene decenas de canales en HD, tiene una calidad de imagen muy baja. Esto es debido a lo limitado del espectro disponible para emitir, y el uso de un códec ya antiguo como es MPEG4. En el caso de los canales SD, la calidad cae en picado, donde en ocasiones se hace incluso incómodo ver según qué contenidos.
En comparación, las plataformas de streaming ofrecen un bitrate más alto y una compresión más eficiente con códecs nuevos. Incluso en YouTube podemos encontrar contenidos en 4K que cualquier persona puede crear en su casa, y en las plataformas de streaming tenemos películas bajo demanda en 4K, HDR y sonido multicanal en 3D.
Contenidos repetidos y enlatados
El contenido de la TDT también deja mucho que desear. La mayoría de contenidos nuevos y exclusivos de ficción se estrenan en las plataformas de pago, donde además de poder verlo con mayor calidad, podemos verlo cuando queramos. Muchos canales de la TDT se dedican exclusivamente a poner reposiciones de contenidos antiguos, como series o películas.
Así, hay muchas opciones gratis de entretenimiento con las que podemos aprender en plataformas como YouTube, o disfrutar de una mayor variedad de contenido en una plataforma de streaming. En ambos casos, las plataformas aprenden sobre nuestras preferencias y nos recomiendan contenidos basados en ellas.
Publicidad y cortes
La publicidad es una de las mayores incomodidades a la hora de ver contenido, con 12 minutos de anuncios por hora. Aunque suele ser complicado verse algo del tirón sin hacer una pausa para estirar las piernas, ir al baño o ir a por algo de comida, las pausas de los anuncios implican adaptarse a ellas para hacer esas pausas, pudiendo ser demasiado cortas o demasiado largas. Además, llega un momento en el que esas pausas te incitan a cambiar de canal, y al final te enganchas a otra cosa y no terminas de ver la anterior que estabas viendo.
No puedes verla en cualquier parte
La TDT requiere de un sintonizador para verla, y los televisores son los únicos dispositivos que vienen preparados de serie para ello. En el caso de querer verla en cualquier parte, necesitas un sintonizador USB para portátil o para móvil. Si quieres verla a través de Internet, necesitas tener contratada una plataforma de pago de un operador, o usar plataformas como Tivify. En ambos casos, ver la TDT consumirá datos de la tarifa, y podemos quedarnos rápidamente sin ellos si no tenemos una tarifa de datos ilimitados.
No empieza ni acaba cuando quieres
La TDT tiene unos horarios definidos a la hora de ver contenidos. O al menos debería, ya que en muchas ocasiones los contenidos empiezan más tarde de lo anunciado, e incluso aún peor, antes de lo anunciado. Ver una película en una cadena con anuncios también puede convertirse en un suplicio, ya que empezar una película a las 22:30 con anuncios puede implicar terminar de verla a la 1:00 o incluso más tarde. En una plataforma de streaming, tú eliges cuándo seguir o no viéndola. Con LovesTV puedes verlo al día siguiente, pero puede que tengas que empezarlo desde el principio o ver igualmente los anuncios.
En definitiva, la TDT tiene muchos inconvenientes, pero muchos usuarios siguen prefiriendo la comodidad de sentarse delante de la tele y ver cualquier cosa que estén poniendo, y no perder al final mucho tiempo buscando en una plataforma de streaming qué contenido ver.
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