Por más que quieras llevarte este verano tu móvil a la piscina o al mar, mucho ojo con mojarlo. Dentro de las especificaciones técnicas que cada fabricante añade para sus smartphones, dejan muy claro si tienen o no protección frente al agua, como puede ser IP67 o IP68. El problema está en que no todo el mundo cae en la cuenta de lo dañino que puede ser la sal del mar o el cloro de las piscinas para los teléfonos.
Si acabas de estrenar un móvil y sabes que es resistente al agua, cuidado, porque eso no significa que puedas sumergirlo en la piscina de tu casa o en el mar cuando vayas de vacaciones a la playa este verano. ¿Por qué? Muy fácil, tanto la sal como el cloro son dos elementos que pueden ser perjudiciales a la larga para cualquier dispositivo electrónico. Especialmente la sal.
Ni a la piscina ni al mar
Prácticamente todos los smartphones de hoy día están preparados para que, cuando se mojen, no se rompan. Tal y como podía pasar hasta hace no mucho. El principal problema está en que no todo el mundo cae en la cuenta que ni la piscina ni el mar son buenos amigos de los móviles.
Si empieza a llover, por ejemplo, lo cierto es que no le pasará nada a tu iPhone o Android, el error está en creer que puedes meterlo todas las veces que quieras al mar o a la piscina porque no va a pasar nada. A lo mejor a la primera no, pero con el paso del tiempo sí que te puede salir caro. Y da igual que tengas un móvil top de última generación.
Por más que hayas leído que puedes sumergirlo en la piscina de tu casa, ten en cuenta que casi todas tienen cloro o hipoclorito de sodio (una solución salina), ya que es uno de esos químicos que se usan para mantener limpia las piscinas.
En este caso, el cloro puede que no sea tan dañino si lo comparamos con la sal. Y todo porque este elemento provoca que la corrosión de los elementos internos de los dispositivos sea todavía más rápida. Por lo que el tiempo que tarda en dañar por completo un smartphone es mucho menor.
Aquellos que cuentan con IP67 o IP68, según los fabricantes, están listos para sumergirse a distancia de entre 1/1,5 metros durante 30 minutos. ¿El problema? Que esta resistencia puede disminuir con el paso del tiempo por el mero uso habitual del teléfono. Aunque eso no es lo peor de todo, sino que no están hechas para aguantar estos elementos en particular.
La garantía no cubre nada
Por otro lado, siempre hay que leer la letra pequeña de estas protecciones. A la hora de echar un ojo a las características de todo smartphone que ofrezca este tipo de protección frente al agua, lo cierto es que siempre se deja claro que la garantía no cubre los daños que se produzcan por líquidos. Es decir, te aseguran esa resistencia en particular, pero si se te rompe, es tu problema.
En caso de que quieras que tu móvil esté protegido al 100%, solo te queda recurrir a un seguro de smartphones que te ofrezca esta opción. Para que, cuando se moje el teléfono, no tengas el miedo de que si se rompe tengas que cambiar de terminal o pagar un dineral por arreglarlo.
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