La cuarta operadora del mercado, Digi, aspira a seguir creciendo. Pero Vodafone, Movistar y MasOrange podrían haber dado con la clave para que la partida de ajedrez a cuatro bandas se salde de una manera favorable en lo referente a mantener el tridente de las telecomunicaciones. Se avecinan tiempos muy movidos.
Hace semanas, parecía que el mundo se había autoconvencido de algo que se repitió hasta la saciedad: que Telefónica quería comprar Vodafone. Nosotros, al principio, también nos subimos al tren. Era fácil pensar que se trataba de un movimiento lógico para la consolidación y para el mercado de las telecomunicaciones. Pero, a medida que pasaban los días, la realidad iba llamando a la puerta. Y Vodafone, que ha estado muy activa estas últimas semanas, se ha ocupado de demostrar que la venta no está entre sus planes. Al mismo tiempo, Telefónica ya está optando por enfriar la especulación y, aparentemente, comenzar a plantear la consolidación de una manera distinta. ¿Por qué tanto cambio?
Misión: frenar a Digi
Recientemente publicamos una noticia en la que mencionábamos que analistas de la industria habían dicho que Digi, por mucho que intentase seguir creciendo y quitarle la tercera posición del sector a Vodafone, nunca lo conseguiría. Fue una afirmación rotunda, pero procedente de fuentes internas de la industria que conocen bien los tejemanejes que, como cualquier otro sector, tiene el mercado de las telecomunicaciones. Se decía que el mercado haría lo que fuera para pararle los pies a Digi. Porque plantear un futuro en el que Digi tenga más presencia, no parece un plan que seduzca a las demás operadoras.
Ahora podríamos estar viendo la situación con más claridad. Tal y como leemos en The Objective, las fuentes que han hablado con ellos, les indican que todo esto tiene un razonamiento claro y fácil de entender. Y no es otro que pararle los pies a Digi. Aunque se podría haber imaginado que fusionar Telefónica y Vodafone crearía un gigante difícil de parar, lo cierto es que esa operación le habría dado alas a Digi. No solo porque, obviamente, se transformaría en la tercera operadora de pleno derecho, sino también porque la operadora rumana abriría los brazos a una nueva oleada de remedies.
Y el motivo de ello es obvio: el mercado no podría dejar que Telefónica y Vodafone fuesen hacia adelante combinando todos sus recursos y espectro de red sin más. Tal y como también ocurrió con la fusión de MásMóvil y Orange, habría reparto de remedies sobrantes. Y, por mucho que MasOrange también participase en esa supuesta operación, una parte de los remedies restantes acabarían en manos de Digi. Eso lo que haría sería justo el efecto contrario al que se habría buscado. Aunque Telefónica supuestamente se pondría de nuevo por delante de MasOrange, generarían una onda expansiva que haría que Digi disfrutase de una dosis de vitaminas realmente alarmante. Si ya en la actualidad han conseguido mejorar sus condiciones, tener su propia red móvil y reducir costes para seguir empujando con su filosofía de precios bajos, con más remedies sobrantes todavía podrían potenciar más su posición.
Eso provocaría que el mercado continuara estando en una situación complicada tal y como lo está haciendo hasta ahora o que el panorama incluso empeorase. Porque ya se sabe que uno de los grandes inconvenientes por los que pasa el sector de las telecomunicaciones en estos momentos lo ha provocado Digi con su política de precios. Por eso está haciendo números muy verdes en portabilidades y provocando daños incluso a las grandes del mercado. La historia, si se produjera la compra de Vodafone por parte de Telefónica, posiblemente no pintaría bien. Y eso generaría un efecto con el cual la consolidación nacional se complicaría. Teniendo en cuenta que primero hay que consolidar en España para luego consolidar en Europa, no parece que este tipo de situación vaya a ser positiva.
La historia no es nueva
Hay que hacer memoria para entender que el mercado de las telecomunicaciones ya ha pasado por este tipo de situación con anterioridad. Si nos remontamos al 8 de febrero de 2016, recordaremos que se trató del día en el que se confirmó la fusión entre Orange y Jazztel. Ese movimiento tuvo un efecto inmediato en el mercado: MásMóvil encontró el soporte que necesitaba para crecer. Compró red sobrante de la fusión y empezó su camino para desestabilizar el mercado.
A partir de ahí, MásMóvil empezó a hacer prácticamente lo que está haciendo Digi. Orange se encontró entre la espada y la pared, puesto que veía cómo MásMóvil desestabilizaba el mercado, mientras que tampoco le podían dar la espalda a Vodafone y a su propia ambición. Debido a ello, Orange puso en marcha el motor que llevó a que se produjera la fusión con MásMóvil y que así naciera MasOrange. El problema es que el periodo de consolidación se alargó durante 2 años y eso provocó que, cuando ya tuvieron luz verde para confirmar la operación, el mercado fuera totalmente distinto. Orange se había encontrado con que el rol de MásMóvil era diferente y que, en paralelo, estaba Digi empezando a hacerse notar con una política de bajos precios.
Digi llegaba como una OMV, pero desde el principio demostraron ambición e intención de desestabilizar el mercado con precios bajos que les permitieran ganar volumen de clientes. Ahora el mercado vuelve a estar en una situación similar, pero sabemos que Digi no tiene ninguna intención de vender, porque ya han dejado claro que no es su objetivo. Por lo tanto, Digi podría estar esperando con atención a ver lo que ocurre con Vodafone y, si pueden, al final, sacar tajada. No obstante, como decíamos, las altas esferas del sector ya podrían haber adivinado los planes de la operadora rumana y, debido a ello, entre otras razones, se podría estar enfriando la operación con Vodafone. En este contexto, sería más lógico que Telefónica, MasOrange y Vodafone plantearan otras posibilidades para consolidar sin que, de una manera indirecta, impulsen a Digi y que les siga haciendo daño con su política de precios bajos.
Ahora mismo Digi tiene 2,1 millones de líneas fijas y 6,2 millones de líneas móviles. Si se produce un movimiento de venta como el rumoreado, significaría que podrían crecer más y convertirse en un serio problema que posiblemente sería difícil de resolver. Telefónica y MasOrange se encontrarían con que podrían haber creado un monstruo. Por suerte, las últimas demostraciones de Vodafone en el mercado y saber que la empresa ofrece buenos precios, pero mantiene la competitividad de una manera conveniente, llevan a ver que las tres grandes parecen estar en sintonía. Y eso sería lo que posiblemente, con esfuerzo, ayude a que el mercado de las telecomunicaciones encuentre la estabilidad que tanto busca.
Eso no significa que no se vayan a realizar operaciones de consolidación o alianzas como Fiberpass, pero el mercado necesita que Telefónica, MasOrange y Vodafone sigan en sus posiciones. Por lo tanto, habría que ver qué operaciones se realizan, qué papel acaba teniendo Avatel o Finetwork y qué ocurre en un futuro cercano, pero está claro que las tres grandes tendrán mucho que decir.
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