El streaming de videojuegos está comenzando a instaurarse en España como una opción más para jugar a los mejores títulos que hasta hace poco solo podíamos disfrutar en videoconsola o PC. Esta tecnología ha permitido que podamos jugar en móviles, tablets, televisiones inteligentes o incluso ordenadores de poca potencia debido a que el videojuego se ejecuta en un servidor.
Esto ha permitido que compañías como Google hayan podido entrar a un mercado que inicialmente estaba cerrado a muy pocos actores. Stadia llegó hace un año con grandes promesas, y tras varios meses utilizando la plataforma tengo claro qué es lo más espectacular y qué aspectos debería mejorar para seguir expandiendo su plataforma de juegos.
Lo más increíble de Stadia es su mando
Cuando Google anunció Stadia, en sus primeros meses la única forma de poder jugar a la plataforma era comprando un pack de hardware o siendo invitado por alguien que lo hubiera comprado. Dicho pack se llama Founders Edition para los primeros insensatos entusiastas y para el resto la Premiere Edition, pack que últimamente han regalado a usuarios de YouTube Premium o a aquellos que reserven Cyberpunk 2077.
En este pack recibimos un Chromecast Ultra para jugar en la televisión, pero también un mando diseñado específicamente para Stadia. Google insistió mucho en que el mando había sido diseñado para ofrecer la mejor experiencia de juego posible, y en su momento no creíamos mucho en su calidad.
Para ser el primer mando de videojuegos hecho por Google nos ha sorprendido mucho por su calidad. En términos de tamaño, peso y ergonomía está a un nivel espectacular. Su batería es excelente y además se carga por USB C.
Como mando, otros detalles que lo hacen excelente son su vibración y la sensación de pulsar cada botón. Tanto los joysticks, gatillos, botones y cruceta tienen una sensación espectacular.
Todo este equilibrio entre comodidad y sensaciones han conseguido que, desde que recibí mi Founders Edition de Stadia, este mando haya sido mi preferencia para jugar a prácticamente cualquier videojuego que se me haya puesto por delante en los últimos meses.
Y, del mismo modo, ese es su mayor problema.
Más allá de la comodidad de un mando de videojuegos: su tecnología es la mayor virtud y defecto
El mando de Stadia está, valga la redundancia, diseñado para ser utilizado con Google Stadia. Su principal valor a nivel de tecnología es que es un mando que funciona mediante Wi-Fi. Cuando tu pulsas un botón, estas pulsaciones se transmiten a través de internet a los servidores de Stadia para conseguir la menor latencia de juego posible, un aspecto crucial en el streaming.
Funcionamiento habitual del mando de Stadia.
Además de la conexión Wi-Fi, este mando cuenta con soporte para Bluetooth 4.2 LE y conexión directa por USB C. El problema es que, el soporte de estas dos conexiones es prácticamente testimonial.
Conectar el mando de Stadia por Bluetooth es prácticamente imposible, y su uso se limita para establecer conexión brevemente mientras lo comunicamos a los servidores. A través del puerto USB C es cierto que podemos jugar a algunos juegos del móvil e incluso son varios los juegos de PC que lo soportan (el mando es tomado como DirectInput y gracias a ello he podido dedicar decenas de horas a Dark Souls 3 y Rocket League).
Google puede añadir mejor soporte para USB C y hacer posible el control a través de Bluetooth.
Otro aspecto en el que Google no se está esforzando mucho es en la compatibilidad con el móvil. Existe un accesorio oficial llamado Claw (en español, Garra) que sirve para acoplar el móvil al mando. Accesorio que muchos meses después de la presentación aún no está en España.
Es el momento de aprender de los mejores
El mando de Google Stadia es maravilloso, es un mando tan bueno que perfectamente podría ser el único mando con el que quieras jugar. Al menos, esa es mi relación con el mando teniendo prácticamente todos los mandos oficiales de Sony, Xbox y Nintendo Switch, mandos que a día de hoy solo utilizo porque el mando de Stadia no funciona en el juego de turno.
En nuestra experiencia durante décadas jugando a videojuegos, el mando de Xbox es uno de los mayores aciertos de Microsoft. Desde la Xbox 360, los mandos de Xbox se convirtieron en uno de los mandos de referencia en el mundo del PC, y es que si eres gamer, es más probable que tengas un mando de Xbox a cualquier otra marca de mando.
Con la llegada del streaming, la nube de Microsoft con Xbox Game Pass Ultimate nos ha demostrado que entrar en la nube de Xbox es mucho más fácil y accesible que nunca. Aunque funciona con cualquier mando, tener un mando que ya compraste porque era el mejor para PC hace que probar el servicio sea un mero trámite que ni siquiera te piensas.
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La política que Google está aplicando con su mando es como si el mando de Xbox solo funcionara con consolas de Microsoft y el mando de PlayStation con las consolas de Sony. Sin embargo, vivimos en un mundo en el no solo son compatibles con sus consolas, sino que cuentan con soporte para PC, Android e incluso iOS, ecosistema que suele ser muy cerrado.
Google tiene en sus mandos un mando que puede ayudar a expandir Stadia entre, no solo los entusiastas del streaming, sino entre los jugadores tradicionales, jugadores que aunque no piensen en probar Stadia, a base de ser su controlador preferido terminen siendo una oportunidad al servicio porque «ya tienes el mando en casa».
O quien sabe, incluso para tener un mando excelente si Stadia termina siendo cerrado, que con Google nunca se sabe.
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