En la actualidad existen multitud de formas de realizar comunicaciones seguras de forma que nos cercioremos de que nadie las escucha o lee gracias a apps como Signal, WhatsApp o Telegram y sus modalidades de chat y llamadas cifrados de extremo a extremo. Hace una década no se usaba cifrado en la mensajería, e incluso en la actualidad, a pesar de que existe, casi ningún cartel las utiliza. Por ello, los carteles tienen sus propias redes privadas, y uno de ellos se convirtió prácticamente en su propia operadora.
El cartel de los Zetas operó, hasta el año 2011, una red que contaba con 167 antenas y 150 repetidores, a las cuales se conectaban miles de móviles y radios. La mayoría de ellas operaban de manera independiente a otras antenas, utilizando para ello paneles solares y baterías, además de estar pintadas de verde para camuflarse con la selva mexicana. Tras una operación, la red fue desmantelada.
Red privada de 167 antenas gestionadas por el cartel
Esta red se extendía por 800 kilómetros en la frontera de Texas, y se adentraba otros 800 kilómetros en México. Gracias a ello, el cartel podía comunicarse fácilmente en toda la zona noreste de México. Este cartel empezó a operar en 1999, formado por miembros de las fuerzas especiales de México que desertaron. Por ello, no es de extrañar que le dieran tanta importancia a las comunicaciones. El cartel dejó de operar en 2014.
Este sistema tenía un doble uso. Para empezar, permitía a los líderes controlar a sus “tropas” en la calle, y éstas a su vez podían informarles si veían algo sospechoso, como movimientos de la policía o de carteles rivales. Las comunicaciones estaban cifradas, pero las autoridades que llevaron a cabo la operación afirmaron que podían escucharlas. Además, determinaron que era mejor cerrar la red que espiarles para encontrar información y así dificultarles la operativa.
Para instalar las antenas y mantenerlas operativas, el cartel secuestraba a técnicos e ingenieros. Entre 2009 y 2011, fueron secuestrados al menos 13 técnicos, y ninguno de ellos regresó con vida. Dos de ellos trabajaban para Pemex, y tras desaparecer en 2010, fueron encontrados muertos. Los otros 11 siguen desaparecidos.
Todavía hoy siguen usándose las narcoantenas
Aunque esta fue la red más grande descubierta hasta entonces, se cree que hay otras muchas redes ocultas en zonas como por ejemplo Colombia. Ha pasado una década desde esta operación, y aunque existen apps seguras y medios de comunicación cifrados, los narcotraficantes siguen utilizando la radio como principal vía de comunicación de manera similar a como hace la policía o los bomberos. El sistema es fácil de usar, anónimo, cifrado, y es difícil precisar desde dónde se está originando una señal.
Además de instalar sus propias antenas, también parasitan las antenas existentes de las torres, ahorrando dinero y evitando ser detectados. Algunos operadores estiman que entre el 20 y el 30% de las torres de México tienen narcoantenas parasitando. Actualmente, en lugar de matarlos, los carteles secuestran a los técnicos para que hagan tareas de mantenimiento, y días después los liberan.
Por ello, el problema dista mucho de desaparecer, ya que los carteles siguen utilizando redes clandestinas para comunicarse al margen de las autoridades, siendo más seguro y anónimo que hacerlo desde un smartphone cuya ubicación puede triangularse con facilidad si se usa una red móvil tradicional.
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