
Nada mejor que empezar el día con una buena noticia y hoy traemos una de las mejores posibles: un importante proyecto en medicina, concretamente en la lucha contra enfermedades y condiciones como el cáncer de mama.
Estamos hablando de las declaraciones que la doctora Canan Dagdeviren, directora de un grupo de investigación en el MIT, en las que hablaba con Bloomberg Businessweek Daily acerca de las posibilidades a futuro de nuestros wearables y cómo podrían ayudarnos en materia de salud.
Y es que la tecnología de los wearables en materia de deporte y salud se ha disparado espectacularmente en los últimos años. Contamos con relojes inteligentes y pulseras deportivas capaces de monitorear una gran cantidad de métricas en nuestro organismo y que en muchos casos son capaces de elaborar sugerencias y recomendaciones para mejorar nuestra salud y rendimiento gracias a las mejoras de la IA.
Una detección temprana de condiciones como el cáncer de mama
Lo que la doctora Canan Dagdeviren ha desvelado en su entrevista es que es posible ir un paso más allá, siguiendo la línea de evolución lógica de este tipo de dispositivos y conseguir unos usos especializados para medicina.
De hecho, Dagdeviren es conocida por su especialización en dispositivos flexibles que pueden ser laminados para llevarse en distintas áreas del cuerpo, como la piel descubierta, el pecho e incluso la cabeza. En la entrevista antes mencionado, la doctora habló con Bloomberg del dispositivo de monitoreo y detección del cáncer en que su equipo está trabajando: un aparato capaz de convertir las señales biológicas en eléctricas para así disponer de un amplio abanico de datos que analizar e interpretar.
Se describía el wearable como un parche de ultrasonidos portátil que permitiría mantener controlado el cáncer de mama más allá de las consulta del doctor. Actualmente la principal herramienta para esto es la mamografía, una tecnología que la doctora menciona como dolorosa y que no funciona perfectamente, especialmente en los casos con mayor densidad de pecho.
Esto se debe principalmente a que en las mujeres con tejido mamario denso, las imágenes mamográficas ofrecen un menor contraste visual, siendo más difícil detectar lesiones sospechosas o tumores, pues cuesta mucho distinguirlas del tejido sano de alta densidad. Ambos aparecen en color blanco, haciendo que la utilidad de la mamografía caiga drásticamente en estos casos.

Una alternativa menos invasiva y de mejores resultados
El dispositivo en que el equipo de la doctora Dagdeviren trabaja se presenta como libre de radiación, nada invasivo y capaz de detectar anomalías en tiempos por debajo de un segundo, convirtiéndose en una herramienta de valor incalculable para detectar a tiempo los fenotipos de cáncer más agresivos, capaces de desarrollarse en el periodo entre mamografías y donde una detección temprana supone una diferencia vital en muchos casos.
Al llevarse constantemente, el dispositivo recoge datos de forma ininterrumpida y los integra mediante el uso de Inteligencia Artificial, siendo así capaz de estimar la progresión de la anomalía y monitorear su desarrollo de cerca, además de controlar también la respuesta del paciente a los fármacos y tratamientos. El efecto combinado de todas estas ventajas podría aumentar las posibilidades de supervivencia hasta a un 98 % según la doctora afirma.
Para ello se valdría de la medición de métricas como la frecuencia cardíaca, la respiración y la actividad urinaria, convirtiéndolos en un conjunto interpretable por las herramientas adecuadas y que podrían facilitar en gran medida la labor del personal sanitario, sabiendo mucho mejor dónde y cómo centrar sus esfuerzos en cada caso.
Actualmente el dispositivo está en fase de pruebas, aunque se espera que el dispositivo pueda estar listo para el gran público en unos cuatro o cinco años.