El mercado de los ordenadores portátiles está plagado de opciones excelentes, pero hay una batalla que siempre acapara la atención, y es la de Windows contra el ecosistema macOS. Durante un tiempo, tuve la experiencia de trabajar con un equipo Windows solvente, concretamente un Huawei Matebook de 14 pulgadas.
Sin embargo, hace un año di el salto al MacBook Air de 13 pulgadas con chip M3, 16 GB de RAM y 512 GB de SSD. Pues casi 15 meses después, ha demostrado ser una de las mejores decisiones que he tomado en terreno tecnológico.
Aunque el cambio de tamaño pudiera parecer un paso atrás, la realidad es que la transición ha merecido enormemente la pena, especialmente si, como yo, eres un usuario que ya vive en el ecosistema Apple (con un iPhone, el Apple Watch en su día, etcétera).
Este MacBook se ha convertido, además de en mi herramienta de trabajo, en el centro de control de mi día a día. Desde ahí gestiono todo. Y cuando digo todo, es absolutamente cada parámetro que antes hacía con el iPhone: recordatorios, calendarios, gestión de la app de Fotos, WhatsApp, Spotify y mucho más.
El ecosistema de Apple me ahorra horas de vida
La principal razón por la que el cambio al MacBook Air se sintió tan natural e imprescindible es, sin lugar a dudas, el ecosistema Apple. Cuando todos tus dispositivos (sobre todo móvil, reloj y auriculares) operan bajo el mismo paraguas, la sincronización parece arte de magia.
La mejor prueba de ello es la gestión de la galería de imágenes y archivos. Se acabó el suplicio de tener que enviarme fotos a mí mismo por correo electrónico o utilizar trucos como WeTransfer para pasarme las imágenes entre el iPhone y el ordenador. Si hago una foto con mi teléfono, en cuestión de segundos, esta aparece disponible en mi MacBook, lista para ser editada o utilizada.
Esta sincronización, además de la app de fotos, me resulta especialmente útil en más apps:
- Puedo empezar una tarea en el móvil y terminarla en el Mac, copiando y pegando texto de un dispositivo a otro. Esto lo uso casi a diario y cambia por completo la experiencia de uso.
- Calendario y Recordatorios. Creo una tarea en el MacBook y en cuestión de segundos la tengo en el iPhone. Una vez te acostumbras a esto, no hay vuelta atrás.
- Mensajes. Responder iMessage desde el Mac, que uso habitualmente con mi padre y con mi familia, me da una comodidad incalculable.

En el ecosistema veo yo su principal baza. En un sistema con el que optimizo el tiempo de verdad, y se crea un flujo de trabajo constante que lleva la productividad a otro nivel.
Batería que rinde más de 8 horas
Mi portátil, con el chip M3 de 2024, es tremendamente eficiente, pero todavía es más notable con los chips M4 o los procesadores M5 que los chicos de Tim Cook están ya introduciendo. En mi experiencia, puedo completar una jornada laboral de 8 horas ininterrumpidas y el ordenador todavía tiene batería para estar un rato largo con él.
Esto, teniendo en cuenta que durante mi trabajo tengo una gran cantidad de aplicaciones y webs abiertas al mismo tiempo, es una muy buena autonomía. Y me lo puedo llevar a trabajar a una cafetería, o fuera de casa, sin tener que preocuparme por la batería.

Sello Apple: calidad premium como ningún otro
Finalmente, la sensación de que la inversión ha merecido la pena tiene mucho que ver con el diseño y la calidad de construcción con el inconfundible sello Apple. Bien es cierto que es algo muy personal, pero la realidad está ahí.
El MacBook Air es un producto que transmite solidez y durabilidad desde el primer momento. Es robusto, no falla ni cruje al abrirse, y la sensación de la carcasa de aluminio es de una fabricación totalmente premium. Tras un año de uso, mi unidad tiene cero arañazos visibles en el cuerpo, algo realmente difícil en portátiles de uso diario.




