¿Puedes usar tecnologías para localizar a tus hijos? Esto dice la ley

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Cada vez son más los relojes que cuentan con GPS para saber dónde está un niño o una persona mayor y que nos permiten controlar dónde va o de qué zonas entra o sale. Pero, ¿esto se puede hacer? ¿Es legal geolocalizar un niño a través de su teléfono móvil o con un reloj o pulsera inteligente? Vemos qué dice la ley, qué dicen los expertos o cuáles son las mejores opciones a la hora de hacerlo.

¿Podemos rastrear la ubicación de un niño o adolescente menor? Lo primero que debemos tener en cuenta es: ¿quién? Es lógico que no puedes rastrear ni geolocalizar a un niño ni adolescente si eres ajeno a él. Si es un desconocido, un compañero de clase de tu hijo. En este caso hablaremos del rastreo de hijos, hijas o de niños y niñas de los que seamos tutores legales. Como es obvio, no puedes rastrear a un adulto, pero tampoco a cualquier persona desconocida usando ningún tipo de método de los que encontraremos a continuación. Tampoco vale todo y debemos olvidar siempre esa frase tan típica de «porque soy tu padre/madre» Hay muchos matices…

¿Qué tipos de rastreos hay?

A la hora de rastrear a tu hijo o hija, hay varias opciones diferentes que nos permiten seguir sus pasos. Hay relojes inteligentes para niños de todas las edades que cuentan con tecnología GPS que nos permite saber dónde están en todo momento o que nos mandan una alerta en caso de que ese menor salga de una zona segura que previamente has delimitado. Si alguien se lo has llevado sin permiso del colegio, por ejemplo, si estaba en casa de un familiar y se ha ido sin que lo sepas… Suelen ser una de las opciones más frecuentes y útiles que tenemos a disposición de niños de cualquier edad.

Otra forma de localizarlos es para preadolescentes o adolescentes a través del GPS del teléfono móvil usando alguna aplicación que nos permita saber dónde están en todo momento y que nos digan si se han movido, si se han ido o cuáles han sido los últimos lugares en los que han estado en ese día. Esta opción suele estar más normalizada en niños más mayores ya que los pequeños de tres, cuatro o cinco años no tienen edad de tener su propio smartphone y generalmente está enfocada a partir de doce, trece años.

Una alternativa a las anteriores es que sea el mismo adolescente o niño el que mande la ubicación a esa persona para que sepa por dónde va. Por ejemplo, si tu hijo o hija ha salido de clases particulares por la tarde y está volviendo a casa por la noche. O si ha salido con amigos y quieres saber por dónde va en todo momento para saber que está a salvo. Ellos mismos lo envían.

¿Es legal?

Los aspectos legales que intervienen en si podemos o no geolocalizar a nuestros hijos o seguirlos son complejos y debemos tener en cuenta muchos factores. No hay una “verdad” absoluta y dependerá del caso concreto y sería el juez el que decidiese, llegado el momento, si el rastreo viola la intimidad del menor y si esa violación de la intimidad es legítima o no.

Edad y autonomía

Lo “normal” será que un niño de tres, cuatro o cinco o seis años no va a denunciarte si tiene un reloj de actividad que dice dónde está si un día se suelta de tu mano y quieres encontrarlo o simplemente si vas a un lugar concurrido (la playa, un parque de atracciones, la feria) y quieres sentirte más seguro. El niño de esa edad no tiene autonomía para ir solo a ningún lugar por lo que se presupone que no estamos usando el rastreo para “espiar” sino simplemente en el caso de que se pierda o alguien se lo lleve. No vulnerarías aquí la intimidad del menor porque no va a salir sin ti en ningún momento. Además, aquí entraría en juego el artículo 154 del Código Civil:

“Los hijos no emancipados están bajo la potestad del padre y la madre. La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos de acuerdo con su personalidad, y comprende los siguientes deberes y facultades: Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral”.

Debemos velar por su protección y es por eso que se utilizaría el rastreo.

Adolescentes y preadolescentes

Debemos tener en cuenta que el derecho al honor, a la intimidad o a la propia imagen no se adquiere “de adultos”. Como es obvio, antes de los 18 años también tienes derechos. El artículo 30 del Código Civil indica: “La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una vez producido el entero desprendimiento del seno materno”. Eso implica que un adolescente de doce, de trece o de diecisiete años (o un bebé de dos o tres también) también está amparado por el Artículo 18 de la Constitución: “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”. También lo vemos reflejado en el Artículo 4 de la Ley de Protección del Menor 1/1995:

  1. Los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Este derecho comprende también la inviolabilidad del domicilio familiar y de la correspondencia, así como del secreto de las comunicaciones
  2. Los padres o tutores y los poderes públicos respetarán estos derechos y los protegerán frente a posibles ataques de terceros.

¿Qué debemos tener en cuenta en estos casos? Que se puede controlar a los hijos, pero no espiarlos. Se puede cuidar y somos responsables de los mismos, pero no podemos “cotillear” solo por ser sus padres y leer sus mensajes sin causa justificada. La interpretación puede ser diferente según cada caso y por eso insistimos en que será un juez el que decida si se está incumpliendo el derecho del menor o si simplemente se está cumpliendo con la obligación de los tutores legales de velar por su seguridad, por la educación.

¿Qué es lo más recomendable?

Como hemos explicado en el párrafo anterior, no podemos controlar o cotillear por el simple hecho de ver qué hablan con sus amigos. Lo más aconsejable es hablar con ellos, dejar claro que los padres o tutores legales pueden tener acceso a los contenidos o a las estadísticas de uso en caso de ser necesario y velando siempre por su seguridad online o su protección. Al igual que es aconsejable que se utiliza el sistema de rastreo o geolocalización en algunos momentos. Sería equivalente a preguntarles dónde están y que contesten (respondiendo con la verdad, claro) Pero siempre tratando de llegar a un consenso y consentimiento.

Hay servicios que cambian sus normas a partir de los catorce años, como es el caso de Google Family Link, el control parental propio de Google. Es compatible entre madre, padre y tutor y los menores pero si el niño o niña es mayor de catorce años solo estaría la opción de instalarlo en su teléfono si él está de acuerdo y puede detener la supervisión en cualquier momento, él decide. Esto es relativo y dependerá de la relación familiar, de las “órdenes” de los padres, del consenso. Lo lógico sería llegar a un acuerdo con el dueño del teléfono que va a ser supervisado y que este diese su consentimiento para que así sea, entendiendo que es por seguridad.

Problemas del GPS y rastreo

Como explicábamos en el año 2019 en ADSLZone, usar relojes GPS chinos no es siempre sinónimo de mejora de la seguridad o privacidad de los pequeños. Los usamos para controlar dónde están y protegerlos, pero dependiendo del reloj en sí puede que estemos empeorando la situación. Debemos fijarnos en la seguridad y la calidad de estos relojes y el problema de las vulnerabilidades que suponen los localizadores en niños.

Según la firma de seguridad AV-Test en el mencionado año, un solo reloj chino desveló la posición de más de 5.000 niños en todo el planeta, pero también conllevaba otros problemas de seguridad como escuchar las conversaciones de los menores, por ejemplo. Un localizador GPS que utilizaba la contraseña 123456 y que estaba a la venta en grandes tiendas online por un precio competitivo de solo 30 euros. Un peligro que debemos tener en cuenta.

Alternativas a la geolocalización continuada

Una opción a las aplicaciones de rastreo continuo puede ser enviar la ubicación en tiempo real cuando ellos decidan o solo en casos concretos en los que pueda ser necesario. Por ejemplo, cuando salen solos con sus amigos o cuando vuelven a casa tarde o cuando van a hacer un trayecto en bicicleta que puede tener riesgos.

Podemos enviar la ubicación en tiempo real a través de aplicaciones como WhatsApp que todos tenemos instaladas en el teléfono móvil y la otra persona o varias personas pueden seguir en todo momento donde estamos gracias al GPS del teléfono. Podemos enviarlo al grupo familiar, por ejemplo, o a un chat individual.

  • Abre WhatsApp
  • Ve a la conversación que quieras, individual o de grupo
  • Pulsa sobre el icono del clip junto al cuadro de mensaje
  • Elige la opción de “ubicación” en la ventana emergente
  • Pulsa en “ubicación en tiempo real”
  • Elige el tiempo que quieres compartir la ubicación

Una alternativa es Google Maps que la ventaja que tiene es que podemos enviar la ubicación durante el tiempo que necesites. Por ejemplo, si el niño o la niña está de viaje con el colegio o el instituto y quieres saber que está bien en todo momento durante diez o doce horas. Google Maps nos permite elegir el tiempo que queramos siempre y cuando el teléfono esté encendido o incluso nos permite la opción “hasta que desactives esta opción” que manda la ubicación en tiempo real durante todo el tiempo. Esto es menos intrusivo que controlarlo siempre y serán ellos los que la envíen para mejorar su seguridad en momentos concretos.

  • Abre Google Maps en tu teléfono móvil
  • Pulsa sobre el icono de tu foto en la esquina superior derecha
  • Baja en el menú y haz scroll
  • Pulsa sobre la opción “Compartir ubicación”
  • Elige el tiempo durante el que quieres compartir la ubicación
  • Marca los amigos o contactos a los que quieres enviarlo

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