La industria de la electrónica se tambalea ante la crisis de la memoria RAM que se nos ha echado encima y no parece que vaya a terminar pronto.
De forma parecida a lo que ocurrió a nivel general con los semiconductores hace solo algunos años, buena parte de la electrónica de consumo parece pender de un hilo ante la escasez de memoria DRAM que la enorme demanda de la IA y los centros de datos han provocado.
Incapaces de suplir la demanda actual y por otro lado muy poco dispuestos a aumentar la producción y arriesgarse a pérdidas, las grandes productoras actuales no parecen dispuestas a cambiar nada para que la situación mejore: al fin y al cabo ellos ya están ganando más que nunca.
Mientras tanto, los kits de memoria RAM y los SSD disparan sus precios y no tardaremos en ver cómo este problema se extiende y llega a afectar a cualquier dispositivo inteligente que use memoria de este tipo… que son casi todos. Algunas previsiones de expertos dicen que la situación esta vez no va a calmarse al menos hasta 2028… veamos por qué.
Los HDD y los SSD son muy diferentes
No hace tanto que aún muchos usábamos discos duros en nuestros ordenadores en casa o en modelos externos. Aunque actualmente casi se habían extinguido para el gran público, los discos duros contaban con la importante ventaja de poder fabricarse en líneas de montaje normales, con componentes mecánicos que pese a ser sofisticados, estaban a muchas ligas por debajo de la memoria flash que los SSD usan.
Estos últimos dependen de los precios marcados por las plantas de semiconductores y por tanto su producción y oferta no puede alterarse fácilmente, a diferencia de como sí lo hacían sus predecesores más lentos. Las fábricas de semiconductores son uno de los modelos de negocio más complejos y a mayor escala que existen, funcionando constantemente durante toda su vida útil para poder recuperar la enorme inversión que suponen. No se puede producir más solo porque haya más demanda.
Como la producción de estas fábricas es fija y tiene un techo muy definido, el precio mínimo es también muy claro. Hace dos años hubo un exceso de oferta y una gran recesión que provocó que las grandes empresas tuvieran que vender sus productos de memoria NAND a pérdidas, algo que desde luego no están dispuestas a que vuelva a ocurrir.

El problema no tiene una solución rápida
La construcción de nuevas fábricas de semiconductores es tan costosa y tan lenta (requiere al menos 4 años antes de empezar a producir y luego al menos un año de producción a capacidad más baja) que incluso en condiciones ideales y con incentivos fiscales, tardaría demasiado en llegar a afectar a la crisis actual.
Es cierto que una expansión de estas fábricas podría ser beneficiosa y prácticamente necesaria a largo plazo, pero de nada nos serviría para la crisis actual. Por otro lado, la industria actual adolece de un problema estructural y no puntual: las necesidades actuales del mercado desde la irrupción de la IA han disparado la demanda por encima de la capacidad de producción.
Si a esto le sumamos que la burbuja de la IA dispara los precios de todo lo relacionado con ella, es lógico que las empresas centren en ella sus esfuerzos por proporcionar ganancias muy superiores, aunque las consecuencias de un pinchazo de la burbuja serían catastróficas a muchos niveles.
Así que estamos atascados, porque aunque podemos volver a los discos duros HDD para algunos pocos usos, es una posibilidad inviable para la mayoría de casos. No sería un problema volver a usar un HDD como almacenamiento adicional en un ordenador o como biblioteca multimedia externa… pero hasta ahí llega su utilidad para el usuario promedio.
Mientras tanto, parece que vienen años por delante en que nuestros kits de RAM, SSD, móviles, videoconsolas y muchos otros productos serán caros y probablemente tengan poca disponibilidad.




